Lo que puede detener un genocidio son las medidas pol�ticas concretas, no la memoria del pasado
Entrevista Exclusiva
El escritor Jorge Sempr�n, fiel testigo y protagonista de nuestra historia humana m�s reciente, mantiene la misma lucidez, sensatez e inteligencia de siempre. Due�o de una personal mirada a la hora de describir los hechos de la actualidad afirma que: �la experiencia del pasado, incluso cuando es incorporada a la memoria, a�n cuando no es ocultada ni censurada, no basta para que hechos similares no vuelvan a ocurrir en el futuro�.
Se acaban de cumplir 10 a�os del Genocidio de Ruanda; usted que se salv� de otro, y que en su libro La escritura o la vida se llama a s� mismo un "sobreviviente", d�ganos: �c�mo se hace para seguir viviendo despu�s de una experiencia como esta?
Antes que nada d�jeme decirle que soy bastante pesimista. Creo que la experiencia del pasado, incluso cuando es incorporada a la memoria, a�n cuando no es ocultada ni censurada, no basta para que hechos similares no vuelvan a ocurrir en el futuro. Porque el genocidio de Ruanda no tiene nada que ver hist�rica, sociol�gica ni ideol�gicamente con la exterminaci�n del pueblo jud�o en primer lugar, y de la resistencia en segundo t�rmino, por parte de la SS de Hitler. Ahora bien, visto desde el punto de vista humano, sigue siendo la misma cosa: hay gente que mata y gente asesinada, hay exterminio, crueldad, sadismo. Hay una explosi�n de esta libertad de hacer el mal que es constitutiva de la naturaleza humana. La capacidad del bien y del mal est�n ambas profundamente arraigadas en nuestra naturaleza. Es la sociedad, entonces, la que se las debe ingeniar para limitar al m�ximo las pulsiones mal�ficas, las pulsiones del mal. El hombre es capaz de todo: tanto del bien como de lo peor. Tomemos por caso el ejemplo del Genocidio en Ruanda, pero podr�amos hablar tambi�n de ciertos momentos genocidas durante la guerra de los Balcanes, aun cuando no se haya tratado de un genocidio generalizado; estas experiencias son todas nuevas para quienes les toca vivirlas, para aquellos que son v�ctimas o verdugos. Si lo analizamos bien, ninguno de los verdugos del genocidio ruand�s, en �frica, pensaba en la �poca de Hitler; ni siquiera lo hicieron los verdugos en Europa �Bosnia, Croacia, Yugoslavia-, donde la experiencia nazi es mucho m�s cercana. Yo soy bastante pesimista respecto al hecho de creer que la transmisi�n de la experiencia, que es necesaria �yo no digo que no lo sea-, pueda detener un genocidio. Es necesario realizar un an�lisis hist�rico y sociol�gico, es necesario, en lo posible, volver una y otra vez sobre esta cuesti�n de la memoria. No hay que hacerse ilusiones, esto nunca detendr� un genocidio. Lo que detiene, lo que puede detener un genocidio son las medidas pol�ticas concretas, no la memoria del pasado. En este sentido soy desgraciadamente categ�rico. Esto no quiere decir que no haya que recordarlo. Jam�s se podr� detener una pulsi�n colectiva de muertos implemente con recordar que los nazis son malvados.
�Usted escribi� para transmitir una memoria o m�s que nada para seguir viviendo?
Al principio escrib�a por razones muy personales. Entonces no pensaba en absoluto en transmitir una memoria o un mensaje importante. Me puede pasar que piense en t�rminos de transmisi�n durante las charlas que a veces doy en las escuelas francesas, en las clases de filosof�a. Cuando me invitan tengo la sensaci�n de cumplir con una especie de deber. Pero no es un deber en el sentido de sujeci�n a la palabra. Lo hago de manera voluntaria. Creo que en las clases de filosof�a hay chicos y chicas de 17 y 18 a�os que aun son capaces de comprender, imaginar y tomar decisiones al respecto. Aun cuando entre 100 alumnos no haya m�s que dos cuyas vidas vayan a ser influenciadas por m�, a�n as� vale la pena hacerlo. En literatura, aun cuando he escrito sobre los campos, jam�s escrib� la frase "es necesario que esto se sepa". Escrib� porque no pod�a existir, seguir viviendo sin aquello. En la medida en que quise ser escritor desde los diez a�os de edad, la experiencia de los campos me bloque� la escritura porque no pod�a escribir m�s que sobre eso y yo aun no era lo suficientemente maduro como para abordar el tema. Pero una vez que comenc� a escribir, literalmente me sent� obligado a hacerlo. Por momentos me rebelo contra m� mismo y me pregunto por qu� vuelvo una y otra vez sobre el mismo tema si ya dije todo lo que ten�a para decir. Esto no es verdad. Nunca se lo ha dicho todo, nunca se termina de decir. Aquello vuelve una y otra vez. Es una experiencia personal, literaria, una especie de v�nculo cara a cara con un lector an�nimo que puede tener 18 o 60 a�os, que se encuentra con este relato sin tener experiencia sobre el asunto y descubre el universo del mal absoluto, y esto puede llegar a influenciarlo. Yo tengo una correspondencia apasionante desde este punto de vista, sobre todo con j�venes que no tienen ninguna relaci�n directa con esta experiencia de los campos. Son j�venes que un d�a, en clase, tuvieron que leer a Primo Levi como parte del programa y su profesor les dijo que leyeran tambi�n a Sempr�n. Me leyeron y me escribieron. No podemos exigirles el deber de la memoria a los j�venes que no tienen memoria de aquello�
� pero est� la memoria de la sociedad�
S�, es la sociedad, la memoria colectiva, institucional. De la misma manera ser�a necesario que en Francia hubiera una memoria de la guerra de Argelia, y no la hay. Y en la Argentina har�a falta una memoria de la dictadura y los desaparecidos. Yo no conozco lo suficiente como para saber si estar� satisfecho con esta memoria. Como en Sud�frica, que hay una memoria que ha sido codificada, elaborada. Eso est� muy bien. Pero yo no escribo para eso. Escribo porque aun espero el momento en que podr� sentirme completamente liberado de aquello y as� escribir novelas de historias actuales en las que ning�n personaje ni ninguno de sus familiares hayan sido deportados. Por el momento es muy dif�cil.
�Qu� piensa de la ense�anza de la Sho� (Holocausto) en las escuelas?
Estoy a favor de todo lo que se haga en ese sentido. En los colegios secundarios hay profesores formidables que ejercen en las condiciones m�s dif�ciles (clases sobrecargadas de alumnos, heterogeneidad cultural). Hacen un trabajo formidable.
La Uni�n Europea ha celebrado su expansi�n el 1 de mayo; �c�mo ve la identidad europea? �Cu�l es la memoria com�n de Europa? Porque lo cierto es que el ejercicio de la memoria en relaci�n a la Sho� no se ha llevado a cabo de la misma forma entre todos los pa�ses miembros.
Creo que el exterminio, el aniquilamiento, la deportaci�n de jud�os y de miembros de la resistencia, as� como de minor�as �tnicas (no nos olvidemos de los gitanos) forma todo parte de la memoria com�n de Europa, y quiz�s esto sea m�s as� para los pa�ses del este que acaban de ingresar que para los de occidente. Porque pa�ses como Polonia, Hungr�a, la Rep�blica Checa tienen todos una experiencia m�s directa y terrible de esta memoria. Si se lleva a cabo un trabajo serio, profundo a nivel de la ense�anza y de la pol�tica en general, el ejercicio de la memoria podr�a no terminarse nunca, porque hay que tener siempre la ilusi�n de que aquello no volver� a ocurrir. En estos pa�ses la memoria es todav�a m�s v�vida que en Francia, porque los h�ngaros se acuerdan mucho mejor que los franceses de que ellos han exterminado jud�os.
Pero all� el ejercicio de la memoria ha sido trabado por la experiencia comunista�
Y est� la otra experiencia que viene despu�s, sobre la cual se hizo mucho menos trabajo de memoria. La Rusia actual ha realizado un trabajo de memoria muy fragmentario y aleatorio. Esta es una de las razones por las cuales resulta dif�cil reconstruir una democracia en Rusia. Alemania es un pa�s dem�crata desarrollado hoy en d�a, que viene de un pasado nazi terrible, y eso es porque el trabajo de memoria se ha hecho con mucha profundidad. Es una de las cosas esenciales que faltan en Rusia para que pueda haber una reconstrucci�n democr�tica de la sociedad.
�Es optimista sobre la construcci�n de una Europa pol�tica?
No, no soy optimista. Soy optimista en el sentido de que creo que es posible, creo que puede llegarse a una Constituci�n Com�n, puede llegarse m�s all� de lo logrado hasta el d�a de hoy: la moneda com�n, las directivas comunes, el mercado com�n� Se puede llegar a cosas mucho m�s significativas en el plano pol�tico y cultural. No soy optimista en el sentido de que creo que las clases pol�ticas europeas, en general, no han comprendido aun en todos los pa�ses que la Uni�n de Europa es su gran utop�a del siglo XXI. La gran utop�a es Europa.
�Cu�l es su posici�n en el debate sobre la candidatura de Turqu�a a formar parte de la Uni�n Europea?
No tengo a�n una opini�n definitiva. Puedo comprender todos los argumentos que hay en contra, aun cuando se los formulen de manera agresiva: "Turqu�a no es Europa". Es verdad que Turqu�a es diferente. Al mismo tiempo me digo que si reducimos Europa a una entidad geogr�fica, entonces �por qu� nos detenemos en Rusia? (Decimos Rusia europea y Rusia asi�tica. Una vez George Steiner me dijo: "Europa es todo lugar donde haya caf�s". De San Petersburgo a Lisboa es Europa, porque hay caf�s. Es una broma. Los caf�s significan que hay una sociedad cultivada, literaria, adepta a reunirse. Aquello existe en San Petersburgo pero no en Siberia.) Si consideramos que Europa no es solo una geograf�a com�n, sino m�s que nada una voluntad com�n sobre cientos de valores democr�ticos, es necesario tratar al menos de cotejar, aun cuando sea a largo plazo, todos los elementos que podr�an hacer entrar a Turqu�a en Europa. Turqu�a es un pa�s moderno, quiz�s m�s moderno que otros pa�ses que se encuentran en Europa. No tengo prejuicios negativos sobre el tema.
Uno de los argumentos contra la integraci�n de Turqu�a es la voluntad de hacer de Europa un "club de cristianos".
Yo me opongo a que Europa sea un club de cristianos. Si hacemos de Europa un club de cristianos, de antemano la estamos limitando. Y si queremos que el cristianismo sea uno de los elementos de referencia en la constituci�n, entonces tambi�n ser� necesario escribir que una de las referencias de Europa es la lucha contra la Iglesia. El laicismo es uno de los elementos referenciales de Europa, y si evocamos los or�genes cristianos del continente, a rengl�n seguido habr� que evocar las ra�ces anti-eclesi�sticas de Europa. Europa no existir�a si no hubiese tenido lugar la lucha contra la Inquisici�n, contra el oscurantismo. Europa existe a partir del momento en que la Iglesia admite que hay que dar al C�sar lo que es del C�sar y a Dios lo que es de Dios. Cuando la Iglesia admite esta divisi�n, Europa comienza a existir. Ahora si hablamos de la Iglesia, hay que hacerlo en los dos sentidos, pero esto es algo demasiado extenso para una Constituci�n, porque no se trata de un Tratado de Pol�tica. Entonces prefiero que mantengamos una constituci�n laica, porque el laicismo admite todas las religiones y no hace una referencia absoluta al cristianismo. Porque no es verdad; Europa ha sido formada no solo por el cristianismo sino tambi�n por el esp�ritu y la raz�n de los griegos, que no eran cristianos, por el Derecho Romano, que no eran cristiano, y por las traducciones �rabes de fil�sofos griegos, y los �rabes, que yo sepa, tampoco eran cristianos. Si olvidamos esto, olvidamos Europa.
�Es verdad que estuvo en Madrid el d�a de los atentados del 11 de marzo? �Qu� le inspira el terrorismo? �Es para usted la nueva plaga del siglo XXI?
No estuve all�; deb�a estar y no estuve� pero llegu� poco despu�s. Los atentados del 11 de marzo en Espa�a �no voy a mencionar otra vez la cuesti�n del frente terrorista en Espa�a- es un tema complicado. A m� lo que me conmovi� fue la reacci�n espa�ola, del pueblo espa�ol, que es una reacci�n de una gran madurez democr�tica. Desde un principio, incluso antes de que se hubiera conocido la verdad de los atentados. Al-Quaeda es una met�fora porque es una nebulosa; decimos Al-Quaeda para simplificar. Incluso antes de que se hubiese determinado qui�nes hab�an sido los autores reales del atentado, la reacci�n espa�ola era ya masiva, con enormes manifestaciones callejeras a favor de la democracia; es verdaderamente una madurez muy grande como pueblo. Un pueblo que no se ha dejado enga�ar cuando se intent� hacerle creer que los vascos hab�an sido los responsables. El pueblo ten�a dudas y utiliz� todos los medios modernos a su disposici�n para cambiar la opini�n oficial. Entonces es una reacci�n de una gran madurez democr�tica, que no se trata en absoluto de una capitulaci�n frente al terrorismo. Decir eso es rid�culo; desgraciadamente hace ya treinta a�os que Espa�a conoce lo que es el terrorismo. Es una reacci�n de madurez, de repudio al terrorismo, y al mismo tiempo de repudio a la manipulaci�n de la informaci�n por parte de un gobierno autoritario. Porque el gobierno de Aznar era un gobierno democr�ticamente electo, contaba con apoyo mayoritario pero administraba la democracia de manera autoritaria �no convocaba al Parlamento cuando correspond�a hacerlo.
Pero hab�a tambi�n algunas manifestaciones en la calle que gritaban "Aznar Asesino", que le reprochaban al gobierno del Partido Popular los muertos espa�oles en Irak.
Evidentemente. Por supuesto que hubo aquello. Y despu�s tambi�n est� el pesado recuerdo de la participaci�n espa�ola, completamente injustificada, en la guerra de Irak, y la sumisi�n absoluta, casi como un vasallo, de Aznar frente a Bush. Por supuesto que aquello existi�. Todo eso es la prueba de que la democracia espa�ola est� madura, de que ha reflexionado. En ese momento, durante unos cuantos d�as, Espa�a reflexion�.
Entonces, �para usted los resultados de las elecciones espa�olas no constituyen una victoria para el terrorismo?
No, no. El verdadero motivo de los resultados es, en principio, el rechazo a la pol�tica exterior de Aznar, mucho m�s sumisa respecto a los americanos y partidaria de una guerra en Irak, cuando ahora es evidente que esta guerra no ha tra�do soluciones. Y en segundo lugar est� el rechazo a la manipulaci�n; Espa�a no acept� que le mientan regularmente en la tele y en todos los medios de comunicaci�n. Cuando todo el mundo comenzaba a saber que ETA no hab�a sido responsable de los atentados, se le trataba de impostar esta verdad completamente falsa.
Hoy en d�a Estados Unidos est� enfangado en el cenagal que es Irak, �cree que la "receta democr�tica" es universal y puede ser impuesta desde el exterior?
En principio no creo que la "receta democr�tica" sea universal en el plano de las ideas. No creo que sea una receta universal que se pueda imponer. Es absurdo. Sobretodo en pa�ses que no tienen experiencia democr�tica, ni siquiera de la democracia m�s imperfecta. Es necesario un tiempo para que la soberan�a local se sobreponga, esa es la paradoja. Y los americanos se han valido de falsedades, hicieron una guerra en base a la mentira de Estado (armas de destrucci�n masiva, base de terrorismo). Reci�n ahora Irak se convirti� en una base de terroristas, esto no era as� antes de la guerra. Los americanos han dado origen a lazos y bases terroristas en Irak. El hecho de que Saddam hubiese sido un dictador abominable no justifica una guerra que condujo a una soluci�n todav�a m�s abominable. Hay una frase muy linda de Malraux en La Esperanza: "existen guerras justas, no existen ej�rcitos inocentes pero cuando un ejercito hace una guerra colonial, es todav�a menos inocente�" Yo no digo que era evidente y estuviera escrito de antemano que habr�an de haber casos abyectos de tortura.
�Cu�l es la soluci�n entonces para la reforma del mundo �rabe? �Hay que esperar?
La soluci�n hubiese sido imponer a Saddam, mediante una mezcla de presiones militares, de inspecciones y diplom�ticos, una soluci�n que seguramente no habr�a sido imperfecta pero que al menos habr�a podido evitar la guerra. Pero los americanos hab�an decidido no llegar hasta el l�mite de la presi�n sino ir lo m�s r�pido posible a la guerra directa, creyendo que era f�cil derrotar a Saddam y reconstruir la democracia. Lo primero no les supuso demasiados inconvenientes; lo segundo resulta bastante complicado en un pa�s como Irak.
Traducci�n del franc�s: Sebasti�n Kleiman
Perfil del entrevistado
Novelista y guionista espa�ol nacido en Madrid en 1923. Al finalizar la guerra civil espa�ola se exili� junto a su familia a Francia. Estudi� Filosof�a en La Sorbona y particip� en la Resistencia francesa, siendo detenido en 1943 por la Gestapo y deportado al campo de concentraci�n nazi de Buchenwald. Fue dirigente del Partido Comunista Espa�ol, bajo el seud�nimo de Federico S�nchez, hasta su expulsi�n en 1964. Entre su producci�n narrativa se destacan: "El largo viaje", "El desvanecimiento" (1967), "La segunda muerte de Ram�n Mercader" (1969, premio F�mina), "Autobiograf�a de Federico S�nchez" (1977, premio Planeta), "Aquel domingo..." (1980), "La algarab�a" (1981), "La monta�a blanca" (1987), "Netchaiev ha vuelto" (1988) , "Federico S�nchez se despide de ustedes" (1993) y su �ltima producci�n "Veinte a�os y un d�a" (2004, premio J. M Lara, escrita en espa�ol) Es autor, entre otros, de los guiones cinematogr�ficos de "La guerre est finie" y "Stavisky" para Alain Resnais, "Z, La confesi�n" y "Section Sp�ciale" para Costa-Gavras y "Las rutas del sur" para Joseph Losey. Son notables sus ensayos, "La escritura o la vida" y "Adi�s luz de veranos". Fue ministro de Cultura en el gobierno espa�ol del socialista Felipe Gonz�lez entre 1988 y 1991. Jorge Sempr�n es un singular escritor que se mueve con facilidad entre la autobiograf�a y la novela, y que a pesar de su nacionalidad espa�ola, gran parte de su obra fue escrita en franc�s, de modo que aquello que encuentra de �l el lector hispano-parlante es siempre una traducci�n. Su experiencia en el campo de concentraci�n de Buchenwald ha marcado el car�cter de toda su obra, d�nde desarrolla el tema de sus vivencias a lo largo de la II Guerra Mundial, sus trabajos para la resistencia, su reclutamiento en los campos y su posterior rechazo del estalinismo.
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